Publicado: 24 de septiembre de 2015
El cambio climático es una realidad innegable, y sus efectos son cada vez más visibles a nivel global. Además, todo indica que este fenómeno continúa acelerándose. Para mitigar los impactos del calentamiento global, es fundamental reducir las emisiones de CO2.
A medida que los combustibles fósiles se agotan, su precio sigue aumentando, lo que hace más urgente encontrar alternativas que ofrezcan soluciones energéticas más sostenibles y económicas. Necesitamos un sistema de calefacción más eficiente, que consuma menos energía y reduzca las emisiones contaminantes.
Una excelente opción es la bomba de calor aire-agua, que aprovecha una fuente de energía renovable: el calor del aire exterior. Este sistema funciona mediante un circuito cerrado en el que circula refrigerante, generando un ciclo termodinámico que involucra procesos de evaporación, compresión, condensación y expansión.
La bomba de calor "extrae" el calor y lo eleva a una temperatura adecuada para ser transferido al sistema de distribución de calor en el hogar, como suelo radiante, radiadores de baja temperatura o unidades fan coil, a través de un intercambiador de calor.
Dependiendo del modelo y las condiciones, una bomba de calor aire-agua puede generar hasta 3 kWh de calor útil por cada kWh de electricidad que consume. Esto significa que aproximadamente 2/3 del calor necesario para calefaccionar la vivienda se obtiene de manera completamente gratuita.
COP (Coeficiente de Rendimiento) o Factor de Ganancia
El COP indica la cantidad de calor útil que la bomba de calor produce por cada kWh de electricidad que consume. Este valor puede variar dependiendo de la temperatura interior y exterior, por lo que se considera una referencia general más que un valor fijo.
SPF (Factor de Rendimiento Estacional)
El SPF considera el consumo de energía de la bomba de calor a lo largo de un año, incluyendo el uso de equipos periféricos como bombas, durante los meses en que el sistema de calefacción está en funcionamiento.
Hoy en día, todos somos conscientes del impacto económico de la calefacción en nuestros hogares. No solo por el incremento constante de los precios de combustibles como el gasóleo y el gas natural, sino también por el agotamiento de los combustibles fósiles y el creciente problema de las emisiones de CO2.
Por ello, las soluciones de calefacción eficientes están ganando terreno. Una bomba de calor permite aprovechar entre un 66% y un 80% de energía gratuita, lo que la convierte en una opción mucho más eficiente que cualquier sistema de calefacción tradicional basado en combustibles fósiles. Por cada kW de electricidad consumido, la bomba de calor genera al menos 3 kW de energía térmica gratuita.
La bomba de calor no produce emisiones directas de CO2, lo que contribuye a un menor impacto ambiental. Aunque utiliza electricidad, que puede no ser siempre renovable, las emisiones de CO2 generadas son considerablemente menores que las de los sistemas de calefacción tradicionales que queman combustibles fósiles.
Texto extraído del catálogo comercial de Daikin Altherma.
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